miércoles, 15 de octubre de 2025

Hoy os dejamos el relato de la experiencia Erasmus en Dublín de nuestras profesoras María Ángeles Díaz Salgado, de lengua, y María Teresa Morán Martínez, de inglés.
¡Muchas gracias por vuestra colaboración, Marian y Maite!

Nuestra semana en Dublín ha sido una experiencia realmente inolvidable, cargada de aprendizaje, emociones y momentos especiales.  Estuvimos del 12 al 19 de julio de 2025. Más allá del contenido del curso que ha sido verdaderamente enriquecedor, donde teníamos clases teóricas durante la mañana, que a veces combinábamos con prácticas de mindfulness y wellbeing, hemos tenido la oportunidad de conocer algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad y de sus alrededores, lo que ha hecho que la vivencia haya sido completa en todos los sentidos.

Durante estos días, hemos podido visitar el centro histórico de Dublín, con sus calles llenas de vida, música y cultura. Uno de los momentos más emocionantes fue la visita al Book of Kells y a la impresionante biblioteca del Trinity College, un lugar que parece sacado de una película y que respira historia y sabiduría en cada rincón.

También visitamos la National Gallery, donde aprendimos a mirar el arte de una forma diferente, más consciente, más lenta, dejando que las obras nos hablasen. Allí descubrimos cuadros que nos emocionaron y nos permitieron conectar con nosotros mismos y con los demás a través de la belleza.

Pero sin duda, una de las experiencias más mágicas fue la excursión a Glendalough, un paraje natural de una belleza sobrecogedora, que nos permitió practicar la atención plena en un entorno único. Caminar en silencio, escuchar los sonidos del bosque y respirar aire puro fue un verdadero regalo para el alma.

Y como no podía faltar, también hubo tiempo para disfrutar de la parte más social y lúdica del viaje. Probamos la famosa cerveza Guinness, compartimos comidas, charlas y muchas anécdotas con compañeros de distintas nacionalidades que, en tan solo unos días, ya se sentían como parte de una pequeña gran familia.

En definitiva, ha sido una semana muy especial, que nos ha ofrecido una valiosa combinación de formación, crecimiento personal, descubrimiento cultural y conexión humana.  Nos sentimos agradecidas por haber podido vivir esta experiencia y llevamos en la mochila no solo nuevos aprendizajes, sino también inspiración, alegría y muchas ganas de compartir todo lo vivido con alumnos y compañeros.

 



1. ¿Qué aprendimos?

Durante nuestra estancia en Dublín como parte del programa Erasmus+, tuvimos la oportunidad de profundizar en el concepto de Mindfulness and Wellbeing y su aplicación práctica al ámbito educativo. El curso nos permitió conocer diversas técnicas para la gestión emocional, el autocuidado y la atención plena, con un enfoque tanto personal como profesional. Exploramos herramientas como la meditación guiada, ejercicios de respiración consciente, visualización positiva, y dinámicas grupales orientadas a fortalecer el bienestar del profesorado y del alumnado.

Uno de los aspectos más enriquecedores fue la dimensión europea del programa, ya que trabajamos en colaboración con docentes de distintos países: Italia, Alemania, Irlanda, Eslovenia o Croacia, entre otros. Esta diversidad de enfoques nos permitió contrastar realidades educativas y compartir buenas prácticas. Fue especialmente gratificante comprobar cómo, a pesar de nuestras diferencias culturales y lingüísticas, todos compartimos una preocupación común por la salud emocional en el aula.

Además, el uso constante del inglés como lengua vehicular no solo facilitó la comunicación entre los participantes, sino que también reforzó nuestras competencias lingüísticas y nos animó a integrarlo aún más en nuestra práctica docente, especialmente en entornos bilingües o de aprendizaje de lenguas extranjeras.

 

 

2. ¿Qué podemos utilizar en nuestras aulas?

Los contenidos y técnicas aprendidos son fácilmente adaptables a nuestro contexto educativo. Entre las herramientas más útiles que podemos aplicar en el aula destacan:

  • Rutinas de atención plena al inicio de la jornada o de una clase: pequeños ejercicios de respiración o meditación de 2-3 minutos para centrar la atención.
  • Técnicas de regulación emocional que ayudan a los alumnos a identificar y gestionar sus emociones, mejorando la convivencia y el ambiente del aula.
  • Juegos y dinámicas basadas en la empatía, la escucha activa y el respeto, que fomentan un entorno más humano y cooperativo.
  • Estrategias para mejorar la concentración y reducir el estrés, especialmente útiles en épocas de exámenes o durante procesos de evaluación.

El curso también nos permitió reflexionar sobre nuestra propia salud mental como docentes y sobre cómo nuestro bienestar influye directamente en la calidad de nuestra enseñanza. Por tanto, también hemos adquirido recursos que fomentan el autocuidado y la prevención del agotamiento profesional (burnout), algo que sin duda repercute positivamente en el clima escolar.

 

3. ¿Cómo utilizarlo en el trabajo docente del día a día?

La implementación de estas prácticas en el día a día no requiere grandes cambios estructurales, sino pequeñas acciones que se pueden integrar de forma progresiva:

  • Iniciar cada jornada con un momento breve de silencio o respiración consciente, creando una atmósfera de calma y predisposición al aprendizaje.
  • Establecer un espacio semanal dedicado al bienestar, donde se propongan actividades que fomenten la reflexión personal y grupal. Podría ser incluido en las tutorías dentro del Plan de Acción Tutorial.
  • Usar el Mindfulness como herramienta transversal, incorporándolo en asignaturas como Educación Física, Lengua o Tutoría, adaptado a la edad del alumnado.
  • Sería bueno aplicar estas técnicas también en reuniones de equipo docente, como forma de cuidar nuestra salud emocional y mejorar la colaboración entre colegas.
  • Promover proyectos escolares que incluyan la dimensión del bienestar emocional y la ciudadanía europea, favoreciendo el diálogo intercultural y el trabajo en valores.

 

En definitiva, el curso no solo ha sido una fuente de inspiración personal, sino una herramienta práctica para transformar nuestra práctica docente. La experiencia Erasmus+ nos ha recordado la importancia de abrir las puertas del aula a Europa, al intercambio, a la innovación y al bienestar común. El trabajo con colegas de otros países y el uso del inglés como lengua de comunicación no solo enriquecieron la experiencia, sino que nos motivaron a seguir creciendo como docentes europeos, comprometidos con una educación más humana, inclusiva y consciente.