Durante estos días, hemos
podido visitar el centro histórico de Dublín, con sus calles llenas de
vida, música y cultura. Uno de los momentos más emocionantes fue la visita al Book
of Kells y a la impresionante biblioteca del Trinity College, un
lugar que parece sacado de una película y que respira historia y sabiduría en
cada rincón.
También visitamos la National
Gallery, donde aprendimos a mirar el arte de una forma diferente, más
consciente, más lenta, dejando que las obras nos hablasen. Allí descubrimos
cuadros que nos emocionaron y nos permitieron conectar con nosotros mismos y
con los demás a través de la belleza.
Pero sin duda, una de las
experiencias más mágicas fue la excursión a Glendalough, un paraje
natural de una belleza sobrecogedora, que nos permitió practicar la atención
plena en un entorno único. Caminar en silencio, escuchar los sonidos del bosque
y respirar aire puro fue un verdadero regalo para el alma.
Y como no podía faltar,
también hubo tiempo para disfrutar de la parte más social y lúdica del viaje. Probamos
la famosa cerveza Guinness, compartimos comidas, charlas y muchas anécdotas
con compañeros de distintas nacionalidades que, en tan solo unos días, ya se
sentían como parte de una pequeña gran familia.
En definitiva, ha sido
una semana muy especial, que nos ha ofrecido una valiosa combinación de formación,
crecimiento personal, descubrimiento cultural y conexión humana. Nos sentimos agradecidas por haber podido
vivir esta experiencia y llevamos en la mochila no solo nuevos aprendizajes,
sino también inspiración, alegría y muchas ganas de compartir todo lo vivido
con alumnos y compañeros.
1. ¿Qué aprendimos?
Durante nuestra estancia
en Dublín como parte del programa Erasmus+, tuvimos la oportunidad de
profundizar en el concepto de Mindfulness and Wellbeing y su aplicación
práctica al ámbito educativo. El curso nos permitió conocer diversas técnicas
para la gestión emocional, el autocuidado y la atención plena, con un enfoque
tanto personal como profesional. Exploramos herramientas como la meditación
guiada, ejercicios de respiración consciente, visualización positiva, y
dinámicas grupales orientadas a fortalecer el bienestar del profesorado y del
alumnado.
Uno de los aspectos más
enriquecedores fue la dimensión europea del programa, ya que trabajamos en
colaboración con docentes de distintos países: Italia, Alemania, Irlanda, Eslovenia
o Croacia, entre otros. Esta diversidad de enfoques nos permitió contrastar
realidades educativas y compartir buenas prácticas. Fue especialmente
gratificante comprobar cómo, a pesar de nuestras diferencias culturales y
lingüísticas, todos compartimos una preocupación común por la salud emocional
en el aula.
Además, el uso constante
del inglés como lengua vehicular no solo facilitó la comunicación entre los
participantes, sino que también reforzó nuestras competencias lingüísticas y
nos animó a integrarlo aún más en nuestra práctica docente, especialmente en
entornos bilingües o de aprendizaje de lenguas extranjeras.
2. ¿Qué podemos utilizar
en nuestras aulas?
Los contenidos y técnicas
aprendidos son fácilmente adaptables a nuestro contexto educativo. Entre las
herramientas más útiles que podemos aplicar en el aula destacan:
- Rutinas de atención plena
al inicio de la jornada o de una clase: pequeños ejercicios de respiración
o meditación de 2-3 minutos para centrar la atención.
- Técnicas de regulación emocional
que ayudan a los alumnos a identificar y gestionar sus emociones,
mejorando la convivencia y el ambiente del aula.
- Juegos y dinámicas basadas en la
empatía, la escucha activa y el respeto, que
fomentan un entorno más humano y cooperativo.
- Estrategias para mejorar la
concentración y reducir el estrés, especialmente
útiles en épocas de exámenes o durante procesos de evaluación.
El curso también nos
permitió reflexionar sobre nuestra propia salud mental como docentes y sobre
cómo nuestro bienestar influye directamente en la calidad de nuestra enseñanza.
Por tanto, también hemos adquirido recursos que fomentan el autocuidado y la
prevención del agotamiento profesional (burnout), algo que sin duda
repercute positivamente en el clima escolar.
3. ¿Cómo utilizarlo en el
trabajo docente del día a día?
La implementación de
estas prácticas en el día a día no requiere grandes cambios estructurales, sino
pequeñas acciones que se pueden integrar de forma progresiva:
- Iniciar cada jornada con un momento
breve de silencio o respiración consciente, creando una atmósfera de
calma y predisposición al aprendizaje.
- Establecer un espacio semanal
dedicado al bienestar, donde se propongan actividades que fomenten la
reflexión personal y grupal. Podría ser incluido en las tutorías dentro
del Plan de Acción Tutorial.
- Usar el Mindfulness como
herramienta transversal, incorporándolo en asignaturas como Educación
Física, Lengua o Tutoría, adaptado a la edad del alumnado.
- Sería bueno aplicar estas técnicas
también en reuniones de equipo docente, como forma de cuidar
nuestra salud emocional y mejorar la colaboración entre colegas.
- Promover proyectos escolares que
incluyan la dimensión del bienestar emocional y la ciudadanía europea,
favoreciendo el diálogo intercultural y el trabajo en valores.
En definitiva, el curso
no solo ha sido una fuente de inspiración personal, sino una herramienta
práctica para transformar nuestra práctica docente. La experiencia Erasmus+ nos
ha recordado la importancia de abrir las puertas del aula a Europa, al
intercambio, a la innovación y al bienestar común. El trabajo con colegas de
otros países y el uso del inglés como lengua de comunicación no solo
enriquecieron la experiencia, sino que nos motivaron a seguir creciendo como
docentes europeos, comprometidos con una educación más humana, inclusiva y
consciente.












